Artículo de Graciela Taquini
He tenido el honor otro año mas de ser jurado
en el Festival Internacional de Video Danza de Buenos Aires y compartir
opiniones con una persona tan experimentada y con gran capacidad
de análisis como Elliot Caplan y con la seriedad y compromiso de
Margarita Bali Confieso que aún viniendo del campo de la historia
del arte, del cine y el video en estos años he tenido un duro aprendizaje
para tratar de entender este fenómeno acotado del video danza tan
dificil de definir ante la falta de modelos y las limitadas posibilidadesde
frecuentación. . Este año el material en competencia ha sido un
tanto desilusionante. Lo cierto es que si lo bueno brilla relucieron
muy pocas cosas, incluso las piezas venidas del exterior y garantizado
por becas de nombres rimbombantes. En el restaurant kosher donde
finalmente deliberamos (Elliot es asombrosamente ortodoxo), luego
de libar manjares exóticos para mi estómago peninsular. Caplan con
un brillo especial en sus ojos negros afirmó que el video que más
le habia interesado era Heroica. Sentí una especie de alivio ya
que a mi también me había gustado mucho, pero el hecho de conocer
las carreras de Silvina Cafici y Gabriela Golder hace años, de haberlas
premiado en otras ocasiones que fui jurado,de haberlas seleccionado
para festivales y muestras me llenaba de inquietud acerca de mi
objetividad. Dentro del escaso panoramalas dos obras que elegimos
se destacaban netamente. Cortina de ojos desde un lado formal, donde
la danza butoh resulta incontestable. Un video lleno de sugestión
poblado de triadas, solos, pleno de dualidades, no solo en los sentidos
íconográficos desde el contenido hombre mujer, animal-humano, hasta
los formales y expresionistas pares polares blanco y negro, luz
y sombra. Esta pieza construye un interesante compromiso por un
espacio video video. Y se gana un plus en la incorporación de un
marco de manos que se mueven que salen del espacio del espectador,
jugando entre el in y el off. Los recursos digitales tienen una
marcada expresividad y funcionalidad, como se ve en el cuerpo femenino
recortado sobre un fondo blanco quemante donde sus cabellos bailan
electrónicamente. A pesar de su indudable impacto, tal vez para
un trabajo de tanto tiempo, su autora Danielle Willmouth estuvo
muchos meses trabajando en Japon, como puede leerse en los créditos
finales, su estructura y concepto parecen un poco labiles. Mejor
olvidar el cartel como sugirió Caplan. En cambio el trabajo argentino
fue motivado y realizado especialmente para este Festival. Es un
video danza?. O como dicen sus autoras es un docudanza. Tal vez
un poema visual antropológico y feminista. Cuatro mujeres heroicas
trabajadoras, inmigrantes a la ciudad, latinoamericanas, apropiandose
del espacio de una terraza, coreografiando sus historias de vida,
marcando con alfileres su territorio, apoderandose de la historia
del país en que viven. Muy bien estructurado y conceptualmente sólido,
si es probable que no se juega demasiado en lo coreográfico, pero
hay tanto video danza vacío que este resulta estimulante.
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